Aránzazu es una pequeña y coqueta taberna situada en la frontera entre los barrios de Chamartín y Salamanca. Su chef, Jorge Blasco, fue cocinero finalista en Madrid Fusión y lleva a cabo una propuesta de primera calidad con presentaciones actuales. Está abierto desde primera hora de la mañana hasta las once y media de la noche.
En su carta tienen protagonismo las referencias al Cantábrico a través de creaciones como son el pulpo braseado con ajo blanco de pistachos, las rabas de calamar con ali-oli de papaya o la piruleta de rape y langostinos con mojo verde de aguacate y cilantro. Cocina minimalista, cargada de sabor y que no deja indiferente a nadie.
Gastronomía vasca con pinchos creativos y menú del día, en una taberna rústica con barra de madera envejecida, decoración moderna y fresca, en un espacio no muy grande que lo convierte en un rinconcito íntimo de Madrid. Es perfecto para quedar con amigos y cenar de tapas o comer los fines de semana en buena compañía.
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